Salvador DalÍ

El canibalismo es una de las manifestaciones más evidentes de la ternura. Salvador Dalí

sábado, 31 de diciembre de 2011

A.A.A

Entender que no eras igual a las demás no fue cosa fácil, querida.

Una niña, una mujer, una amiga, unos rulos negros, una piel –como lo dijo aquel carajo- color canela.
Una madre, un hermano, un abuelo.
Algunas primas, unas amigas,  sus tías.
Y por supuesto, no olvidamos a su madrina.
Una demanda, un grafiti, la pasta china.
Rojo, el modelaje, las fotos y la cadena con la patilla.
El cuello, los cojines, los payasos y el teléfono.
La terraza, la nariz, los aplausos mezclados con sus pasos.
Las sonrisas, los gestos, Antonino y su disposición tiempo completo.
El que no ves desde enero, la que se fue con mi mejor amigo, la poesía y los libros.
Lo entendible, lo inexplicable, la protección que le da su padre.
Los cuentos, las discusiones, los mensajes.
Las chaquetas, los taxis, avenida Don Tulio, calle 31.
Los vecinos, caja seca, Francis y la flor de madera.
Nanolandia, las canciones, virgínea y las alegrías.
Las preguntas, las respuestas, el silencio, criminología.
Los dedos, las lenguas, los malandros día a día.
La conquista del mundo, los 16, los 18, y lo que nos queda de vida…















  








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