Hombre; tú que estas ahí, sentado, bebiendo. Me has hablado de tu vida.
De cuando eras boxeador, diciendo que ella no te había golpeado...
Repitiéndome varias veces que soy un niño precioso,
diciéndome “viejo”, para llamar mi atención.
Señor, tú que fuiste ingeniero y tus colegas te dicen profesor; tú que cargas:
Una camisa verde y me brindas de tu trago, me pides perdón;
Yo con aquella sombrilla sentado a tu lado, te hacía caso.
Hablabas fuerte –Mientras te echabas otro palo-.
Que humilde fue de mi, tanto de ti, haber profundizado bajo aquél árbol.
De cuando eras boxeador, diciendo que ella no te había golpeado...
Repitiéndome varias veces que soy un niño precioso,
diciéndome “viejo”, para llamar mi atención.
Señor, tú que fuiste ingeniero y tus colegas te dicen profesor; tú que cargas:
Una camisa verde y me brindas de tu trago, me pides perdón;
Yo con aquella sombrilla sentado a tu lado, te hacía caso.
Hablabas fuerte –Mientras te echabas otro palo-.
Que humilde fue de mi, tanto de ti, haber profundizado bajo aquél árbol.
Me agarraste recio, besándome – como lo hacen los borrachos-.
Viejo, mi querido viejo...
¿Qué tanto te ha pasado en esta vida?
Hombre; tú que estas ahí, con el friode día a día.
Captabas mi atención preguntándome cosas que jamás entendería
¿Por qué un torero no torea una vaca?
¿Qué obtengo al mezclar dos moléculas de agua?
Simplemente, agua oxigenada…
Fumabas, hablabas
repitiéndome que soy un niño precioso, junto con otras cosas de gran importancia.
Yo amo a mi vieja, y tú a la tuya.
Se te salieron las lágrimas al escuchar mi última tonada.
Esa, que con el repicar de la lluvia, sutilmente sonaba.
¡Yo te quiero hombre!
No eres un desconocido, eres Víctor Salas.
Quien defendió a capa y espada
Que la vida hay que disfrutarla.
.
Viejo, mi querido viejo...
¿Qué tanto te ha pasado en esta vida?
Hombre; tú que estas ahí, con el friode día a día.
Captabas mi atención preguntándome cosas que jamás entendería
¿Por qué un torero no torea una vaca?
¿Qué obtengo al mezclar dos moléculas de agua?
Simplemente, agua oxigenada…
Fumabas, hablabas
repitiéndome que soy un niño precioso, junto con otras cosas de gran importancia.
Yo amo a mi vieja, y tú a la tuya.
Se te salieron las lágrimas al escuchar mi última tonada.
Esa, que con el repicar de la lluvia, sutilmente sonaba.
¡Yo te quiero hombre!
No eres un desconocido, eres Víctor Salas.
Quien defendió a capa y espada
Que la vida hay que disfrutarla.
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Dedicado al señor, Víctor Salas.